Hoy escuché en una radioformula nacional (no diré cuál era. [Kiss FM]) los curiosos resultados de una encuesta, real o ficticia, sobre las «principales excusas que ponen las mujeres para no hacer el amor». No se dieron datos sobre la encuesta, nivel de participación, recogida de la información u otras, por lo que se intuía que el resultado era humorístico, no informativo. Efectivamente, el locutor empezó a decir cuáles eran las «principales excusas», de menor a mayor frecuencia, intercalando comentarios chistosos y sonidos variados que permitían hacerse una idea de su opinión sobre el tema, así como llamamientos a la solidaridad masculina.

El problema de una encuesta o de una sección radiofónica así son las ideas que transmite, por mucho que aplique un código humorístico. Su idea subyacente es muy perversa: que las mujeres han de complacer salvo que exista un motivo justificado para ello (excusa, según la RAE, es un «motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión». Subrayemos obligación). Que el control sobre su sexo, aun en el ámbito de una relación de pareja, es limitado. Que los hombres somos sátiros ávidos de sexo que vemos minoradas nuestras naturales inclinaciones por la perversidad femenina, que nos limita por oscuros fines  de control o vaya usted a saber. Porque la sabiduría convencional dice que dentro de casa mandan las mujeres, y hay personas que no van a dejar de pensar eso digan lo que digan todas las estadísticas del mundo. Suelen ser las mismas personas que dicen que no son ni machistas ni feministas, o que no son racistas, pero…

Una mujer nunca debería tener que poner una excusa para no tener relaciones sexuales. Y ya. Me pregunto si siquiera consideraban esa opción entre las posibles respuestas.