”La vaca Lola“ es una de las canciones más exitosas dentro del panorama infantil, hasta el punto de que uno de los principales motivos para suponer que no hay vida en Marte es que no se haya logrado detectar a nadie cantándola en ninguna de las mediciones realizadas sobre el planeta rojo.
No obstante, este pegadizo clásico estuvo a punto de no ver la luz y oculta una fascinante historia que ahora vamos a desgranar. Agárrense.
Alexei Dupuchenko: La forja de una vaca
La letra actual de “La vaca Lola” fue escrita en 1958 por Alexei Dupuchenko, un existencialista ruso de extracción humilde y emigrado a Francia durante su juventud, donde se incorporaría al círculo de Sartre gracias a su parentesco con Proust (su tío abuelo por parte de padre) y donde escribiría la mayor parte de su azarosa obra. Pero el proceso creativo fue dificultoso.
Dupuchenko sufría desde su adolescencia de importantes crisis creativas. Por eso la famosa canción, tal como la conocemos, estuvo a punto de no existir: La primera versión de ”La Vaca Lola” fue una novela de ocho tomos que narraba las vicisitudes de Ruminishienka Popolola, “Lola”, una vaca rusa emigrante que se hacía pasar por un obrero de la localidad francesa de Lucièns, casado y con siete hijos, para poder trabajar en las minas de Alsacia, donde perdería un cuerno en un accidente laboral.
Ya en el último tomo de la saga, tras la proclamación de la V República, Lola logra en un reñido recuento un acta de diputada para la Asamblea Nacional, impulsada por la popularidad obtenida con su participación en el movimiento obrero surgido al calor de las manifestaciones de la minería de los años 40 del siglo pasado.
Como ven, hay algunos pequeños cambios respecto a la futura adaptación lírica.

La vaca Lola, la vaca lola
Tiene cabeza y tiene cola
La vaca Lola, la vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
Y hace muu.
La nueva vida de la vaca Lola
La semilla ya estaba plantada. La canción se extendió como el ébola y en todas partes podía oírse su soniquete. No obstante, Dupuchenko siempre se lamentó de que su obra no había sido entendida, lo que puede en parte atribuirse a su negativa a conceder entrevistas a personas que hablasen su idioma, afirmando que “el acto comunicativo brilla especialmente en la incomunicación”.
Se ha especulado mucho sobre el simbolismo de la letra. La mayoría de los exégetas coinciden en que el nombre de la vaca es una alusión a la novela “Lolita”, de Vladimir Nabokov, compatriota y coetáneo de Dupuchenko, lo que ha llevado a la interpretación tentativa de que Lola podría haber sufrido un episodio traumático durante su etapa de ternera. Estos mismos autores señalan que la reiteración del verso “tiene cola” apoyaría esta interpretación, al referirse al descubrimiento de la sexualidad latente de Lola, como contraposición al raciocinio del verso “tiene cabeza”.
Los detractores de esta teoría interpretativa se enrocan, en cambio, en la repetición del dato (sujeto a debate) de que el verso “tiene cola” pueda estar señalando que las vacas tienen cola.

Y hace muuu
También ha sido objeto de estudio la incorporación en la segunda estrofa del rompedor pie “Y hace muuu”. Existe consenso en que la ruptura con la métrica planteada hasta ese punto no puede ser casual, sino que busca un contraste con la aparente normalidad semántica del verso, llevándonos a afrontar la incómoda pregunta de por qué la vaca Lola hace muuu. Y por qué tres ues, en lugar de cuatro o cinco, como dictaban las costumbres de la época. No olvidemos que en la Kabala el número tres representa la paz y la integración, dato que sin duda el autor conocía (nos consta que su peluquero era judío).
La filóloga Alfredina Bonasera, catedrática de la Universidad de Bolonia y experta en la obra de Dupuchenko, afirma en su célebre obra “Hacer muuu para no decir ni pío” que el famoso tercer verso es una crítica a la alienación de la libertad expresiva dentro del sindicalismo de posguerra, simbolizando el conformismo y adaptación a la norma que Lola se ve obligada a aceptar como peaje en su camión camino hacia el éxito al adoptar el mugido normativo y renunciar a la vanguardia revolucionaria. “Debe resaltarse que en la Francia del siglo pasado”, subraya Bonasera, “era más habitual que ahora que las vacas estudiasen un segundo idioma, generalmente el alemán. En este sentido, Lola tiene que elegir también su expresión idiomática, lo que añade tensión a la trama de la canción”.
”La obra representa para la creación artística europea del siglo pasado lo que American Pie para el rock&roll estadounidense. De ahí las constantes comparaciones entre Dupuchenko, Don McLean y Bob Dylan”.

De cualquier modo, el verdadero significado que el autor quiso atribuir a sus palabras quedará para siempre en el terreno del misterio, dado que se niega repetidamente a coger el teléfono o a responder a los whatsapps. En la actualidad, Dupuchenko tiene 138 años y vive semirretirado en su isla del Pacífico2, retiro sólo abandonado en un breve periodo de 2014 para participar en la programación del videojuego “Goat simulator”, que considera su mejor obra.
En la última entrevista concedida, al preguntarle por el sentido último de su legado, el creador declaró, en perfectísimo francés, que “le dejasen en paz de una putísima vez”, antes de coger una escopeta que tenía colgada de la pared y quitarle el seguro mientras profería lo que parecían maldiciones en ruso. Los críticos han entendido estas palabras como el testamento artístico del autor, que hace así saber que, en realidad, la vaca Lola siempre ha representado una alegoría del declive del industrialismo y una defensa cerrada de los Risketos como desayuno equilibrado.
La figura de Dupuchenko, eterno candidato al premio Nobel, ha vuelto recientemente a la actualidad al conocerse que Netflix habría adquirido los derechos de su obra, y que planean una adaptación de ocho temporadas de su novela inédita, cuya guionización será dirigida por G.R.R. Martín. El título provisional es “La vaca Lola de Hielo y Fuego”.