La cultura del zasca

Todo el mundo tiene un gen cotilla. Es esa voz insidiosa que nos hace querer saber si el vecino de enfrente tiene amante, que nos hace frenar cuando hay un accidente por si podemos ver casquería (y decir «¡qué asco!» si la vemos) o que nos hace acabar de ver películas de sobremesa del domingo por la tarde en contra de nuestro mejor sentido.

Hay gente que acepta ese lado oscuro sin más. Otras personas utilizan elaboradas disculpas sobre cómo la curiosidad es evolutivamente adaptativa en especies como la nuestra. Y luego están quienes niegan su existencia y dicen que vieron «Salvame Deluxe» porque les obligó la familia, la malvada familia, aunque vivan en una habitación de hotel de un pueblo desierto del extrarradio de Albacete, y la familia más cercana que tengan esté a 300 kilómetros en línea recta.

Y es que nuestro cerebro está cableado para ser curioso, pero sin pasarse. De hecho, nuestra relación con lo nuevo parece paradójica, porque puede atraernos y repelernos a la vez. Con las novedades, los animales nos movemos en un punto intermedio, a veces a un lado, a veces al otro, entre la atracción (neofilia) y el miedo (neofobia). Cuando estás en un ambiente seguro tu neofilia aumenta, y cuando te sientes en riesgo tu neofobia se dispara. Por eso miramos a través del visillo con impunidad una pelea que se está produciendo cuatro pisos más abajo, en lugar de salir corriendo prudentemente como haríamos si estuviésemos en la calle.

“Pérez-Reverte, Pérez-Reverte ¿Puede venir Mario a jugar con nosotros?” “¡Pero es muy mayor!” “Pero tiene un balón de reglamento”.
-¿Queréis pelea, eh? ¿Queréis pelea?

Internet es un enorme visillo. Tras la pantalla de un ordenador nos sentimos seguros (salvo que tengamos instalado Windows Vista). Ahí nuestro amor por lo nuevo se dispara, porque nada nos puede pasar. Y aquí es donde germina la insidiosa Cultura del Zasca:

Clickbait significa, literalmente, «cebo de clic».1 Es cualquier elemento de la pantalla que te hace querer pulsar en el enlace como, por ejemplo, cuando pongo astutamente fotos de gatitos para que aumente el número de incautas gentes que leen este multitudinario blog.2 Bueno, que «leen» no. Que pinchan en él. Porque para un sitio web el número de visitas aumenta aunque la gente no lea el contenido. Por eso es tan habitual ver enlaces anunciando «Famosa pillada desnuda»: porque aumenta el tráfico a esa web insinuando que vas a poder acceder a fotos humillantes de una desconocida.3

«Zasca» es una expresión popularizada hace unos años a través de internet pero de amplio alcance en el mundo 1.0. El único motivo por el que la RAE no la recoge en su última revisión del diccionario es porque Pérez-Reverte y Marías piensan que no es una expresión suficientemente varonil, como «soplamocos» o «jiferazo».4 Mi sensación personal es que su reciente popularidad proviene del (cansino) doblaje de una escena de «Family Guy» («Padre de Familia») en la que la frase culminante es «zas, en toda la boca»5

Pero les voy a hacer una confesión: odio los zascas. En los zascas mora el populismo rancio, el chiste fácil. Tres horas de exposición brillante sobre un tema se pueden ver interrumpidas por el zasca final de un rival desinformado, y es esto último lo que es noticia y lo que queda en la memoria. Es el pedo en el funeral. Es el claxon frente a la unidad de neonatos. El zasca es la gratificación instantánea, el pensamiento superficial. No es una conclusión genial, es la cristalización de lo más burdo de la sabiduría convencional.

-El estimador de postestratificación debería comportarse como un estimador estratificado bajo afijación proporcional en muestras schupenterianas.
-El estimador de postestratificación debería comportarse como un estimador estratificado bajo afijación proporcional en muestras schupenterianas.

Te puedes pasar tres horas navegando por internet de clickbait a zasca y no haber aprendido nada. Es una de las tragedias de nuestra civilización: más información al alcance de tus dedos de la que jamás podrías soñar, y te pasarás el tiempo leyendo noticias del estilo de «el zasca de Belén Estebán a la vaca de Milka».

Hay otro motivo más para mi odio: el titular de una noticia debería anticipar de forma resumida el contenido de la misma. El clickbait-zasca hace justo lo contrario: no te quiere informar, te quiere engañar. Te quiere hacer pinchar en la noticia aunque luego no valga para nada. Es el equivalente de regalar heroína a las puertas del colegio.6

Quizás la cultura del zasca sea lo que nos merecemos. O quizás es lo que necesitamos como culminación de este tiempo tan distraído, en el que siempre estamos en otra parte. Podemos aprender de los zascas, a identificarlos y prevenirlos. Podemos entrenar nuestra inhibición de la respuesta, y aprender a no hacer click en ese enlace que no nos interesa. Quizás sea el modo para adquirir una concentración digna de las artes marciales. Pero lo dejaré aquí: Tengo que ver este video de gatitos que me ha saltado en la pantalla y descubrir cuáles son las 7 profesiones con más futuro en 2018.


  1. La RAE ha aceptado «clic» como «pulsación que se hace en alguno de los botones del ratón de una computadora para dar una instrucción tras haber señalado un enlace o icono en la pantalla». Me imagino que con el voto en contra de Pérez-Reverte y Marías. Yo me imagino las reuniones de la Academia de la Lengua como un conciliábulo donde Reverte y Marías siempre están en contra, incluso de sí mismos, sentados en sus respectivos sillones de la lengua y bebiendo Soberano de una copa balón. 
  2. Ustedes vienen aquí por las fotos de animales, pero se quedan por las agudas observaciones. Espero. 
  3. Y porque vivimos en una sociedad profundamente machista en el que nos creemos en el derecho de vulnerar impunemente la intimidad de las personas, claro, especialmente si son mujeres. 
  4. Parece que «zasca» sería un apócope de «zascandil(http://www.fundeu.es/recomendacion/zasca-zas/)», una palabra preciosa que merecía ser utilizada con más frecuencia. 
  5. Por si se lo están preguntando, en versión original la frase es «Pow, right in the kisser». Proviene de otra serie norteamericana, «The honeymooners», y en su concepción original es una amenaza de violencia machista. En «Family Guy» la frasecita también alude al trauma infantil, de contenido sexual, de uno de los personajes. Es el tipo de humor grueso y gamberro que muchas veces triunfa, en la más pura continuación de la abigarrada tradición del caca-culo-pedo-pis. 
  6. Si has pasado parte de tu infancia en los 80 en España, en plena explosión de la heroína, habrás sido advertido millones de veces sobre los peligros de aceptar caramelos de desconocidos, aunque el primero sea gratis. 

2 comentarios

  1. Me ha hecho gracia lo de los caramelos. Un señor muy amable me dio un caramelo en la puerta del colegio y menuda bronca me echaron después!😁 Me gustan mucho tus reflexiones, gracias.

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    • ¡Gracias a ti por leer! 😊 Lo de los caramelos fue algo muy generacional… Ahora supongo que ofrezcan pokémon legendarios, o algo así… 🤣🤣🤣

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