Llegué a la puerta del laberinto con la intención de matar al Minotauro. A modo de guía, Ariadna me dio el extremo de un hilo mientras ella sujetaba el otro. Fue así como me adentré en las sombras.
Tardé días en darme cuenta de que Ariadna también había traspuesto el umbral. Ella también quería cazar monstruos. Ella también usaba la mano al otro extremo del hilo para no perderse. Para no perdernos. Nunca habría concebido quedarse esperando a nadie.
A veces nos separábamos durante varias jornadas. A veces, desandando el camino que el hilo había trazado, me encontraba sus dibujos de tiza (preñados de mensajes secretos) en la base de alguna pared donde la oscuridad no los ocultara demasiado.
El tiempo siguió su camino mientras ahondábamos los recovecos del laberinto. Entre sus cambiantes paredes era imposible saber dónde se encontraba la salida pero, sujetando la seda, nunca sentimos que nuestros pasos careciesen de propósito. Casi habíamos olvidado nuestra intención primera. Hasta que llegó el día.
Bajo el murmullo de las telarañas, el Minotauro se alzó, agitando las sombras de las paredes. En lugar de blandir su cuchillo, Ariadna apretó mi brazo y señaló hacia el monstruo: en su mano izquierda, con fuerza, el Minotauro aferraba el extremo de un hilo.
Así fue como supimos que no hay un solo Minotauro.
Ahora somos dos monstruos más en el laberinto. Caminamos por sus pasillos infinitos. Acariciamos sus paredes. Dibujamos. A veces separados, muchas veces juntos.
Siempre sujetando el extremo de un hilo. Siempre con la certeza de que vendrán nuevos héroes (sus ojos llenos de gloria) con intención de matarnos. Siempre con la esperanza de que comprendan a tiempo.
Me ha gustado mucho esta historia ¡Gracias!
Sobre la foto del post, ¿conoces la historia de «Fearless girl»?
https://gregfallis.com/2017/04/14/seriously-the-guy-has-a-point/
Me gustaMe gusta
No, no conocía toda la historia. En realidad, yo a su vez estoy realizando una apropiación del conjunto escultórico (si lo consideramos como tal) al utilizarlo para reforzar mi narrativa. Es lo que tienen las manifestaciones culturales… La verdad es que el tema da para una entrada… 🤣🤣🤣
Me gustaMe gusta
He tardado en responder, pero aquí va…

Me gustaMe gusta
Me estoy acordando del grupo escultórico que hay en Oviedo. Su autor lo llamó «Cabeza de manifestación». El alcalde lo rebautizó «Monumento a la Concordia». Casi lo mismo. http://www.esculturaurbana.com/paginas/dor002.htm
Me gustaMe gusta
Ja ja, pues sí. ¡Que grande!
Me gustaMe gusta