Hoy me desperté esdrújulo, así que me he leído una entrevista a Maluma. Y me ha llamado la atención, entre otras cosas, que Maluma no se siente machista. No sé de qué me extraño, nadie se siente machista: al final va a resultar que el machismo son los padres. Pero es curioso, yo me paso la vida analizando mis actos y preguntándome si lo soy y el tío que canta «cuatro babys» afirma que ni siquiera es posible que lo sea y no se haya dado cuenta.
Si es que Maluma es un macho alfa. «Grrr». O quizás sólo finge serlo. Porque Maluma es un personaje en el más puro sentido del término, es el personaje que se ha creado para triunfar. Es uno de esos que pide perdón si alguien se ha sentido ofendido (no le constan quejas, por lo visto), lo cual no es pedir perdón ni es na, pero, mirusté, él va a seguir haciendo lo mismo ofenda o no.
En realidad, es mejor no hacerle mucho caso. En la entrevista deja ver con bastante claridad que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ganar dinero. ¿Que la música daba más dinero que el fútbol? Pues música. Supongo que, en el fondo, podemos dar gracias por que no se haya hecho narcotraficante. Por supuesto, él quiere que le demos dinero a su personaje y que le respetemos como persona pero, mira, es que esto no funciona así. «Yo es que no soy machista, me hago pasar por uno para sacarme dineros». Pues no.
Pero es verdad que no está solo. Es solo un machista más. El arte imita la vida, y todas nuestras sociedades son eminentemente machistas, y a veces es difícil saber hasta dónde.
Pero ya basta de Maluma. Hablemos de mitología clásica.
La teta de Atenea
Hasta hace unos días las paredes de Oviedo estaban adornadas con el mural que encabeza estas líneas, recientemente retirado. La organización dice que la causa principal es el deterioro causado por el sol, pero también se ha dejado caer que habían recibido quejas por considerarlo «machirulo».
Debo aclarar que a mí ese mural artísticamente no me emocionaba, y además sí que me parecía que reflejaba una pose de la mujer un tanto anacrónica: esa postura del hombre protegiendo a la débil fémina, que se apoya en él mientras un pecho asoma como quien no quiere la cosa, protegido por esos otros pectorales -de pezones transparentes- tan masculinos. Nada exagerado, nada que no se vea en cualquier cartel de cine. Nada que abogaría por retirar o mucho menos prohibir, en resultas; nada que no puedas criticar o de lo que te puedas burlar si así lo consideras.
El autor del mural dice que su intención era la contraria a la que se le ha atribuido pero que hablando con mucha gente entiende que quizás no se expresó bien, y que esta situación le ha valido para aprender, lo cual dice mucho de él.
Pero el tema del mural merece tratamiento aparte: Poseidón y Atenea. Joder, que son enemigos acérrimos. Qué hace Atenea protegiéndose detrás del musculoso torso de Poseidón ¡Que casi se parten la cara por ver en honor de quién se construía Atenas! ¿Por qué esa posición de colegueo?
En realidad, una de las versiones del mito de la fundación de Atenas viene muy a cuento de Maluma1. Según esta versión, la deidad protectora de la ciudad se decidió por votación: las mujeres votaron a Atenea y los varones a Poseidón. Ganó Atenea por un voto y Poseidón, muy cabreado y mal perdedor, lanzó una inundación contra la ciudad. Para calmar al furibundo dios, se decidió retirar el derecho a voto de las mujeres. Porque (dice la moraleja) si se deja a las mujeres decidir, pasa lo que pasa. Por eso Maluma les da cañita. Por eso Poseidón tiene cuatro beibis que siempre le dan lo que quiere. Seguro que Poseidón dice que él no es machista.
Por eso a tanta gente nos da miedo los Malumas-Poseidones. Porque empiezas hablando de las cuatro titis que te lo quieren comer todo y acabas viendo razonable quitarles el derecho al sufragio. Ya, ya; demagogia. Pero yo qué sé, Poseidón tenía el mar y Maluma la MTV.
La memoria de un hombre
Pero sigamos, porque la semana ha dado para mucho:
Idígoras dibujó otro mural en una pared de Málaga, complementándolo con un verso de Vicente Aleixandre que rezaba «la memoria de un hombre está en sus besos». A los pocos días apareció una pintada llamando a Idígoras «machirulo» y preguntándose por «la memoria de las mujeres». El resultado fue que el autor decidió borrar todo el mural, pidiendo perdón a quien hubiera molestado el verso. ¿Igual que quien? ¡Igual que Maluma!
En realidad, no como Maluma. Idígoras pensó en un primer momento en cambiar el verso por otro, pero no quiso hacerle eso a la memoria de Aleixandre. Pensó en arreglar la pintada, pero no quería verla mancillada día tras día. Pensó, pensó… y decidió borrarlo todo2.
En este caso, sí que creo que el mundo es un lugar peor por no contar con este mural. Pero ¿por qué? ¿Qué diferencias hay más allá de los gustos artísticos de cada cual? ¿Son comparables el mural de Oviedo con el mural de Málaga o con las letras de Maluma?
¿A fin de cuentas no estamos hablando en todos los casos de 1) la posible carga sexista de una manifestación artística y de 2) el deber de respetar el arte que no te gusta?
Creo que no estamos hablando de lo mismo en todos los casos, pero las diferencias están en los matices. En el caso de Oviedo la retirada fue una decisión propia fruto de un deterioro y, suponemos, de quejas presentadas de forma civilizada; en el segundo caso fue la reacción a un acto vandálico y, supongo, una cierta sensación de no sentirse bienvenido. ¿Debería Idígoras haber retirado su mural si las protestas hubieran provenido de, pongamos, la Concejalía de Igualdad del ayuntamiento? ¿Condenaríamos el acto vandálico con tanta fuerza si en lugar de tratarse de un mural y de un autor -Aleixandre- que nos gusta se tratase de algo que encontramos odioso como, yo qué sé, un concierto de Maluma o los autobuses de Hazte Oír?
Creo que está bien que Maluma pueda cantar sus letras3, aunque sólo sea por no darles fuerza prohibiéndolas. Creo que está bien que desde el feminismo se pueda opinar que las letras de Maluma son machistas.
En cualquier caso, es necesario diferenciar entre no promover una manifestación artística y prohibirla: Por eso también creo que está bien que haya ayuntamientos que decidan que no contratan a artistas como Maluma. Y creo que está bien que haya gente haciendo presión para que sus ayuntamientos no contraten a gente como Maluma. Y creo necesario que hagamos pedagogía sobre lo que es machismo y lo que no, y que es normal que en ocasiones, incluso dentro del feminismo, no nos pongamos de acuerdo sobre ello porque (spoiler alert) la realidad es complicada.
Pero poca gente va a llegar hasta aquí. A día de hoy está sancionado dudar, está prohibido cambiar de opinión o no tenerlo todo claro. Se ganan elecciones hablando rápido, repitiendo ideas machaconas y estando muy seguro de-lo-que-sea.
En esta época de información rápida y decisiones taxativas es difícil apreciar los matices; no, es difícil encontrar personas dispuestas a tomarse el tiempo en vislumbrar los matices. Es difícil iniciar debates aceptando la posibilidad de que puedes no tener razón. Necesitamos recuperar la pausa, el sosiego, el entendimiento. El derecho a equivocarse, el derecho a aprender. El derecho a cambiar de opinión.
LOS BESOS DADOS
La memoria de un hombre está en sus besos,
pero nunca es verdad memoria extinta.
Contar la vida por los besos dados
no es alegre. Pero más triste es darlos sin memoria.
Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo.
Hacer es vivir más, o haber vivido,
o ir a vivir. Quien muere vive, y dura.
Así callado, aún mis labios en los tuyos,
te respiro. O sueño en vida o hay vida.
La sospechada vida está en el beso
que vive a solas. Sin nosotros, luce.
Somos su sombra. Porque él es cuerpo cuando
ya no estamos.
(Vicente Aleixandre)
- Es la versión que cuenta Agustín de Hipona en «La ciudad de Dios» ↩
- «Cambié de planes. Ya no hay mural. Perdón a los que haya molestado el verso, aunque no lo entiendo. Nunca espere que un beso fuera polémico y antes que borrar a Aleixandre, prefiero borrar todo, no importa. Espero que dejemos esto ya y nos pongamos a hacer otras cosas bonitas», escribió en Twitter para anunciar su decisión. Luego añadió que quitar el verso sería «ceder a la censura», y no quitarlo, «permitir que manchen su nombre» [de Vicente Aleixandre]. En esa tesitura, Idígoras optó por la decisión más rotunda: eliminar el mural. (Extracto de https://www.eldiario.es/andalucia/Machirulo-mural-dibujante-critica-feminista_0_820669025.html) ↩
- Una alternativa es empezar a tratar determinadas letras machistas como delitos de odio hacia las mujeres, pero obviamente eso abre un debate completamente distinto, y con ramificaciones muy peligrosas. En España se ha utilizado de forma un tanto liberal la consideración de delitos de odio como forma de limitación de la libertad de expresión. ↩
Estoy de acuerdo contigo. No hay una verdad absoluta y todos tienen su parte de razón. Y por supuesto no hay una ley que nos diga que no podemos cambiar de opinión. Me parece preocupante la censura que hay últimamente en todas partes, supongo que es fruto de la crisis. pero echo de menos la libertad de antes… En cuanto al machismo, son los actos los que me molestan más y menos las palabras (depende de las palabras, claro 😅). Creo que es importante reírse de todo, ¡hasta de Poseidón y Atenea! Por cierto, creo que esa entrevista a Maluma también la he leído yo 😉
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Maluma es una fuente constante de inspiración 🤣🤣🤣
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