La RAE se ha pronunciado. Decir «Consejo de Ministras» es de pecatrices. Con que haya un solo varón, afirman, ya hay que decir “Consejo de Ministros”.
Si fueran, pongamos por poner, ochocientos treinta y dos ministerios (como dicen las malas lenguas que proponía el primer borrador del pacto) y sólo uno estuviera ocupado por un hombre se seguiría diciendo «Consejo de Ministros». Y aunque el octocentésimo trigésimo segundo ministerio tuviera ministra en su haber, seguro que algún motivo histórico nos encontraba la Serenísima Academia para que estuviese mal decir «ministras». 1

A mí esto me marea. Porque yo, entre otras cosas, soy enfermera. O enfermero. En cualquier caso, casi seguro que estudié enfermería. O Enfermería. Es todo un tanto confuso: los noventa del siglo pasado fueron una década un tanto disipada2; el grunge estaba de moda, yo tenía el pelo largo y agitaba la cabeza cual Simba desbocado al son de la música cuando salía de bares. Todo eso deja secuelas neurológicas.
Lo que sí que tengo claro es que cuando perteneces a un colectivo compuesto en un 85% por mujeres es habitual ver a la gente dudar sobre si la mejor manera de nombrarlo es usando el masculino genérico. Al decir «los enfermeros» se queda cierta sensación en el aire de que sólo te estás refiriendo, bueno, pues eso, a los «enfermeros varones». A esos ocho o nueve que, como mucho, hay por centena. Así que desde siempre mucha gente ha optado por alternativas variadas como decir “Enfermería”, desdoblar el término (“las enfermeras y los enfermeros”) o recurrir a siglas más o menos caducadas («ATS» o «DUE», según la antigüedad).

Por supuesto, también están quienes han optado desde siempre por decir “las enfermeras”, sin tapujos. A veces invitando a los hombres a que se sientan integrados en ese femenino genérico, que no se les van a esconder las gónadas en la cavidad abdominal por tan poca cosa. Guerrilla lingüistica. Justicia poética.
Es gracioso, muchas de las técnicas del lenguaje inclusivo ya se usaban en el lenguaje coloquial (y en el formal), pero para nombrar colectivos de mujeres con algunos hombres. Lo contrario de lo que muchas veces se hace ahora. Porque eran demasiadas mujeres como para invisibilizarlas a todas sin que la cosa cantase y, a la vez, todo el mundo sabe que al varón hay que ponerlo de manifiesto o se irrita: cuando los hombres están en apabullante minoría hay mucha gente que siente, de forma instintiva, la necesidad de visibilizarlos. Bendito lenguaje, afirmo. La próxima vez que oigan a alguien criticar el lenguaje inclusivo recuerden que hay personas, como yo, que la primera vez que lo vimos en funcionamiento fue para incluir a los hombres en un colectivo en el que son minoritarios, en lugar de sepultarlos en un genérico. La lengua admite más flexiones que Chuck Norris en una apuesta de planchas.

¿Y esto cómo se nombra?
Sé que la RAE dice que el masculino es el género no marcado y que por eso actúa como genérico y todo eso, lo sé. He hecho mis deberes. Pero también sé por experiencia propia que la gente tiene reticencias en nombrar colectivos fuertemente feminizados usando el masculino. Y como, hasta donde yo sé, no hay ninguna enfermera en la RAE (ni ninguna limpiadora, ni ninguna azafata), pues lo mismo no se han dado cuenta de que el hablante está haciendo eso que académicamente dicen que no se puede hacer.
Pero vamos a ser justas. Vapulear a la RAE es deporte nacional porque, bueno, hay veces que se comporta de forma bastante vapuleable. Pero también es verdad que ya hace años el por entonces presidente de la misma consideraba «aceptable” la fórmula “Consejo de Ministras y Ministros”, siempre que no abuses. En esta línea, también dice que una mujer que ejerce la medicina es una médica, y no un médico. Es decir, no es opcional: Cuando existe una forma específica en femenino no puedes usar el masculino. Porque no. Porque lo dice el libro gordo de la RAE, y punto.
No se fíen de mí: lo dicen en este tweet:
Al menos el community manager de la RAE (¿cómo llamaran a ese puesto en la RAE? ¿»supervisor de la comunidad3? ¿“el chaval ese que anda siempre mirando el móvil»?) afirma que, si eres mujer y has estudiado medicina, eres médica, y no médico. Si eres mujer y has estudiado una ingeniería eres ingeniera, y no ingeniero. Pero si en una habitación llena de médicas entra un único médico la sala pasa a estar llena de médicos. Brujería. Me recuerda Parque Jurásico, cuando la mitad de las dinosaurias mutan a machos por arte de birlibirloque. Luego la gente dice que lo complicado son las matemáticas.
Pero, ya que hablamos de médicas… podrán constatar que, al igual que hay problemas en usar el genérico masculino con la enfermería, ese problema no existe con la medicina a pesar de qué, lo han adivinado, hay más médicas que médicos
Blanca y blanco
¿Se imaginan a una enfermera que exigiese que se refieran a ella como “enfermero”? Sonaría peculiar ¿verdad? Entonces… ¿Por qué hay mujeres que quieren que se refieran a su profesión en masculino? Pues… por el prestigio. Todas las profesiones que se tienden a nombrar en femenino contienen un componente subalterno. Molan menos. No me salten al cuello, no estoy diciendo que eso esté bien, sino que es así. Las enfermeras, como las madres, estamos muy bien consideradas, pero no tenemos mucho prestigio4.
El prestigio profesional es social, y no se deriva directamente de la utilidad o de la importancia. Hay profesiones que la gente mira hacia arriba, como, yo qué sé, médico, juez u obispo. No es solo por la responsabilidad o lo difícil que sea acceder o desempeñar dichas profesiones (es más difícil sacarse una ingeniería que medicina, y te puedes cargar a más gente si la cagas). Esas profesiones a las que parece que les debemos dinero. Siempre en masculino. Porque lo prestigioso, lo relumbrante, lo guay, es masculino. Porque el mundo es machista. Por eso hay mujeres que quieren ser médicos, ingenieros o concejales en lugar de ser médicas, ingenieras o concejalas. Ministros, y no ministras. Ponga una -o en su vida.
Esto explica la extravagancia de la expresión “médicos y enfermeras”, y que la puedas observar en medios de todo tipo y pelaje. No les hablo de oscuros fanzines fotocopiados en cuchitriles, sino de publicaciones generalistas como El País o Europa Press 5. Todas esas publicaciones están rompiendo la norma del genérico masculino. En una sola expresión condensamos dos genéricos distintos, en los que la única diferencia es el prestigio social asociado. ¿Pero en qué quedamos? ¿Se puede usar el femenino como genérico, o no? Porque lo que no es discutible es que en algunos casos se está usando de forma general, y no sólo por peligrosas feminazis terroristas negacionistas matabebés. Pues la RAE dice cosas:
I aim to misbehave
Así que la RAE dice que está mal usarlo, pero la gente lo usa. ¿Pero no se supone que la RAE se encargaba de recoger el uso? ¿En qué punto lo incorrecto se vuelve normativo? A ver si solo va a estar mal usar el femenino como genérico en profesiones prestigiosas…
Quizás la lección que haya por aquí es que no va a ser tan grave hablar “bien” o “mal”, y cada cual va utilizando la lengua como puede, a veces incluso para hablar. La RAE declara que no es lícito alterar la norma con fines que no sean lingüisticos, pero es que incumplir la norma que marca la Academia también es un acto de comunicación. A lo mejor usar el femenino genérico es una forma de comunicar que somos feministas ¿Nos van a decir acaso, que está mal utilizar la lengua para comunicarse, aunque sea desobedeciendo?
¿Que no se va a acabar con el machismo o con el resto de injusticias sociales solo por medio del lenguaje inclusivo? Pues miren, algo ya sospechábamos. Pero a lo mejor es que preferimos hablar así, igual nos parece más correcto, aunque no vayamos a hacer temblar los cimientos de lo establecido. O a lo mejor los vamos socavando con cada fricativa. Ya ves tú.
Y es que puede que no nos haga tanta falta que nos controlen tanto. Al fin y al cabo, no existe una «Academia de la Lengua Inglesa» y parece que van tirando. Quizás nos baste con aprovechar las posibilidades que ofrece el lenguaje, que es lo que propone la RAE hacer en lugar de adoptar las soluciones lingüisticas que no les van, y desde allí seguir adelante y optar también por las posibilidades que no nos ofrezcan. Aunque parezca mal. A lo loco. Desacadémico. Lo mismo el género gramatical no es tan importante. Ir más allá.
¿Todas juntas?
- Ese motivo empezaría por «ñi» y acabaría por «ñiñi», probablemente. ↩︎
- Para mí, al menos ↩︎
- Lo he mirado, y la realidad supera la ficción ↩︎
- En Eyes wide shut Tom Cruise se pasa toda la película intentando colarse en sitios con la excusa de que es médico. Imagínense si fuese, yo qué sé, bibliotecario. O, el cielo nos proteja, enfermero ↩︎
- En todos los casos son recortes del último año ↩︎